Científicos del Instituto Leloir y el CONICET
realizaron un importante descubrimiento para entender la representación
de las asociaciones de ideas.
Un equipo de científicos argentinos descubrió un proceso clave en el
funcionamiento de la memoria. Los investigadores revelaron cuál es el
rol de las neuronas jóvenes generadas durante la edad adulta en el
procesamiento de información que permite la formación de la memoria y la
representación del espacio que nos rodea.
Si bien suele afirmarse que las neuronas que mueren en los individuos
adultos no se regeneran y que su nacimiento sólo ocurre durante el
desarrollo temprano, es sabido que existen regiones específicas del
cerebro de los mamíferos donde las neuronas continúan generándose
durante la adultez. En los humanos, la neurogénesis adulta ocurre en el
giro dentado del hipocampo, una región del cerebro esencial para la
formación de diversos tipos de memoria y para la representación del
espacio en el cual se desplazan los individuos.
El doctor Alejandro F. Schinder, director del Laboratorio de Plasticidad
Neuronal del Instituto Leloir e investigador del CONICET y sus colegas
Antonia Marin-Burgin, Lucas Mongiat y María Belén Pardi lograron
desentrañar qué funciones desempeñan esas neuronas generadas durante la
adultez.
Utilizando modelos animales, emplearon en ratones técnicas de registro
de la actividad neuronal y establecieron que las neuronas “jóvenes”
poseen propiedades que las hacen más activas que el resto de las más
maduras que integran el circuito.
“Estas propiedades perduran solamente un par de semanas, luego de lo
cual las neuronas jóvenes maduran y se tornan indistinguibles de las
neuronas preexistentes”, destacó la doctora Marin-Burgin en diálogo con
la agencia de Divulgación Científica y Técnica del Instituto Leloir.
Los experimentos demuestran, además, que las neuronas jóvenes son menos
selectivas que las maduras en su respuesta a distintos estímulos, lo que
las vuelve más aptas para la representación de asociaciones.
La investigación permitió concluir que las neuronas jóvenes que se
generan durante la adultez no sólo remplazan neuronas que van muriendo
naturalmente; también son capaces de activarse y transmitir información
en forma más eficiente que sus compañeras de circuito más maduras o
desarrolladas.
De acuerdo a los investigadores, el hipocampo contaría con una camada
renovable de neuronas jóvenes que actúan como recolectores del contenido
global de la información y otro grupo de neuronas maduras que capturan
segmentos de información en forma más selectiva. Los autores del estudio
concluyeron que el conocimiento de estos mecanismos podría inspirar, en
el futuro, posibles estrategias de reparación cerebral.
http://www.elheraldo.com.ar/noticias/68701_cientificos-argentinos-realizaron-descubrimiento-clave-sobre-la-memoria.html
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20 mar 2012
22 oct 2010
Leer transforma radicalmente nuestro cerebro
En la entrada anterior leímos el reportaje donde el entrevistado rescataba la lectura y la escritura, y podemos interpretar la necesidad de volver a estas actividades intelectuales de entre las primeras que desarrolló el ser humano.
Hoy vemos errores de ortografía y mala redacción aún en profesionales que han cursado la Universidad y ya se han recibido. Vemos en alumnos universitarios una caligrafía que más se podría corresponder a alumnos de los primeros grados de la primaria.
Se debe volver a leer, volver a escribir, pero escribir con lápiz, con tinta, con lapicera y en formato papel. En este artículo vemos qué importante es la actividad cerebral de leer. Para leer, justamente todo el artículo, hay que hacer click con el mouse en el título de la nota.

Entre el cerebro de los habitantes de las sociedades ágrafas y nuestro cerebro hay una diferencia abismal.
Si bien compartimos el mismo cerebro que los seres humanos analfabetos de hace 40.000 años, desde que inventamos la lectura hemos empezado a conectar nuestras estructuras cerebrales de formas distintas.
Por ejemplo, los cerebros de nuestros antepasados egipcios y sumerios debieron de ser distintos a los nuestros, como refleja un trabajo pionero de Charles Perfetti y Li-Hai Tan. En él se sugiere que todos los sistemas de escritura usan muchas conexiones estructurales parecidas, pero algunas exclusivas.
Un cerebro conectado para leer los jeroglíficos egipcios o los caracteres chinos activa algunas áreas jamás utilizadas para leer el alfabeto griego o inglés, y viceversa. La variedad de estas adaptaciones es una prueba reciente del potencial innato del cerebro para reorganizarse a fin de realizar nuevas funciones.
El especialista en lenguas clásicas Eric Havelock también sostiene que algunos alfabetos, como el griego, sin duda liberaron una capacidad sin precedentes en el cerebro humano a fin de crear pensamientos novedosos.
Hoy vemos errores de ortografía y mala redacción aún en profesionales que han cursado la Universidad y ya se han recibido. Vemos en alumnos universitarios una caligrafía que más se podría corresponder a alumnos de los primeros grados de la primaria.
Se debe volver a leer, volver a escribir, pero escribir con lápiz, con tinta, con lapicera y en formato papel. En este artículo vemos qué importante es la actividad cerebral de leer. Para leer, justamente todo el artículo, hay que hacer click con el mouse en el título de la nota.

Entre el cerebro de los habitantes de las sociedades ágrafas y nuestro cerebro hay una diferencia abismal.
Si bien compartimos el mismo cerebro que los seres humanos analfabetos de hace 40.000 años, desde que inventamos la lectura hemos empezado a conectar nuestras estructuras cerebrales de formas distintas.
Por ejemplo, los cerebros de nuestros antepasados egipcios y sumerios debieron de ser distintos a los nuestros, como refleja un trabajo pionero de Charles Perfetti y Li-Hai Tan. En él se sugiere que todos los sistemas de escritura usan muchas conexiones estructurales parecidas, pero algunas exclusivas.
Un cerebro conectado para leer los jeroglíficos egipcios o los caracteres chinos activa algunas áreas jamás utilizadas para leer el alfabeto griego o inglés, y viceversa. La variedad de estas adaptaciones es una prueba reciente del potencial innato del cerebro para reorganizarse a fin de realizar nuevas funciones.
El especialista en lenguas clásicas Eric Havelock también sostiene que algunos alfabetos, como el griego, sin duda liberaron una capacidad sin precedentes en el cerebro humano a fin de crear pensamientos novedosos.
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