17 dic 2012

El pueblo de 17 vecinos que logró tener su biblioteca


Llegó a tener mil habitantes en la década del 50 y hoy viven allí sólo 17 personas. Entre ellas, un grupo de mujeres que piensa ideas para frenar la ola que amenaza con hacer desaparecer del mapa al paraje Erize, en el oeste de la provincia de Buenos Aires. El viernes dieron el primer paso para lograr esa meta con la puesta en marcha de una biblioteca comunitaria en una casa abandonada ubicada junto a la capilla del pueblo, ubicado en el partido de Puan. Cuentan como principal aliado con la Asociación Civil Proyecto Pulpería que a través de una campaña realizada entre agosto y noviembre, logró la donación de los libros que, apilados uno al lado del otro como si fueran ladrillos, se convertirán en la pared con la que buscarán resistir el avance del tsunami del olvido que acosa a la localidad.
A Erize sólo se llega a través de caminos de tierra en muy mal estado. El tren dejó de correr en los 90 y no hay colectivo que llegue hasta allí. Tampoco funcionan comercios, ni teléfonos y hace tiempo ya que cerraron los hoteles y pulperías que daban vida al lugar. "El pueblo está inaccesible y aislado, no sólo desde lo vial, sino también desde lo institucional, porque hace años que su gente pide ayuda y no la obtiene desde ningún estamento de gobierno", dijo Leandro Vesco, presidente de la ONG que trabaja desde 2007 en el rescate, revalorización y defensa d...)e los pueblos de hasta 1.500 habitantes en el interior bonaerense. "Tomamos contacto con un grupo de mujeres que quiere rescatar a Erize del olvido y lanzamos la campaña nacional de donación de libros para lograr lo que el pueblo nunca tuvo, una biblioteca comunitaria". El operativo fue un éxito y en cuatro meses lograron reunir unos 2.000 ejemplares. "En principio, llevaremos 500 para que comience a funcionar la biblioteca", precisó. Los libros no irán solos: estarán acompañados de tres computadoras, una fotocopiadora, estanterías y 80 litros de pintura, necesarios para acondicionar el lugar, y que también fueron donados. La cadena de favores, de la que participaron la Fundación Noble y la Fundación La Nación entre otros, se extiende a la empresa que aportará un camión para transportar las donaciones y finaliza en los voluntarios que, en el lugar, ayudarán con el pintado de las paredes, el techo y el montaje de la biblioteca. "La idea es que sea un espacio cultural comunitario abierto durante la mayor parte del día y que pueda ser usado por los habitantes del paraje para pensar ideas tendientes al desarrollo del lugar", comentó Vesco.

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