Se encuentra en la Puna. Es de una minera canadiense y el coloso Mitsubishi.
PorSilvia Naishtat
snaishtat@clarin.com
A unos cien kilómetros al sur de Purmamarca, Jujuy, y en la desolación de la Puna hay un paraje llamado Susques. Y desde hace un par de años, cuando el geólogo Waldo Pérez se dio cuenta que en esa zona había mucha riqueza escondida, Susques dejó de ser un punto perdido en el mapa.
El paraje de 300 habitantes se transformó en la base de operaciones de Lithium America, presidida por Pérez, que cotiza en la bolsa de Toronto y posee, a 8 kilómetros de allí, en un área bautizada Cauchari, 43.400 hectáreas que está dando que hablar.
Como su nombre lo indica, la compañía mayoritariamente de capitales canadienses busca litio, el mineral de moda, materia prima para la colosal industria de las baterías que va desde las que se utilizan en los celulares a las que ya sirven para propulsar los autos eléctricos.
La autopartista Magna, que le compró la marca Oppel a Volkswagen y el coloso japonés Mitsubishi son socios de Lithium.
Todos están interesados en garantizar ese insumo clave. Ya recolectaron US$ 65 millones para los primeros 40 pozos de exploración y Cauchari les dio la sorpresa.
Al principio estimaban una producción de 5 millones de toneladas y velozmente trepó a 8,1 millones de un litio casi puro y listo para ser comercializado.
Así, Cauchari subió al podio al convertirse en el tercer yacimiento del mundo detrás de Uyuni en Bolivia explotado por una sociedad estatal, que produce 29,1 millón de toneladas y el Salar de Atacama en Chile, de la minera SQM con 26,5 millones de toneladas.
La Argentina contabiliza otros dos proyectos en marcha . Uno es el Salar del Hombre Muerto en Catamarca de FMC de EE.UU. El otro es Salar de Olaroz, de la australiana Orocobre en Jujuy y en la que Toyota tiene una participación de 25%.
Waldo Pérez cuenta que el litio se obtenía históricamente a partir de la roca y que su extracción se basaba en un método costoso.
Pero en la Puna se encuentra en el lecho subterráneo de los salares.
Sólo basta bombearlo y se obtiene el mineral.
"El proceso no requiere sustancias tóxicas sino una simple tarea mecánica amigable con el medio ambiente", insiste Pérez. La alta evaporación que existe en el lugar hace las cosas aún más sencillas.
La Puna tiene el 83% del litio del planeta, otro 15% se encuentra en el Tibet y un ínfimo 2% en Nevada, EE.UU.
Y el mismo litio es considerado una fuente limpia de energía. Mario de Pablos, director de Lithium, cuenta que las regalías para Jujuy llegan a 3% . Y recalca el efecto multiplicador de la actividad en una zona con ínfimas alternativas económicas.
Sin embargo, para otros analistas el 3% parece poco para un recurso no renovable . Sobre todo, si se comprara con las retenciones de 35% que le aplican a la soja.
Otro dato: la cotización de la tonelada del carbonato de litio duplicó su valor en los últimos años hasta alcanzar US$ 6.000.
¿Motivo? El crecimiento exponencial de la fabricación de baterías recargables para netbooks, notebooks y móviles.
La propia Mitsubishi estima un desborde de la demanda para los próximos 10 años.
Los más entu- siastas de este negocio aventuran, incluso, que la Puna boliviana y argentina podría llegar a ser Arabia Saudita.
"El lector dirá qué tiene que ver este tema con los libros, las bibliotecas y los bibliotecarios; yo lo comparto porque pienso que tiene mucho que ver. Es necesario indagar más para saber hasta qué punto esta extracción no contamina según la autora del artículo. Es inquietante saber que se trata de un recurso muy valioso, y no renovable del cual sólo se paga en retenciones, el 3%, pero así es la ley de minería de la nación que hasta ahora nadie propone modificar. Es el elemento necesario para la fabricación de las baterías que usamos diariamente en nuestros celulares, notebooks y netboks, ¿ebooks también?, y se trabaja en la industria mundial para impulsar con litio los vehículos de un futuro no muy lejano." EB
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